OWP
Adorno de Natividad de Calabaza
Adorno de Natividad de Calabaza
No se pudo cargar la disponibilidad de retiro
Este exclusivo adorno navideño en forma de calabaza tallada a mano es un gran regalo para alguien que conoce y una decoración en su hogar como una forma de acelerar la temporada navideña. En un lado de la calabaza están María y José amando al Niño Jesús, y en el otro lado hay un ángel tallado que escucha el nacimiento de Cristo. Ya sea que los cuelgues en tu árbol, en la ventana o en la repisa de la chimenea, estos adornos son una hermosa manera de adornar el hogar y al mismo tiempo ayudan a mantener a los artesanos y sus familias.
Las calabazas son una verdura natural y de forma única, similar a una calabaza o un calabacín. Como tal, los diseños, la forma y las dimensiones variarán ligeramente.
- La altura mide aproximadamente 2-3/4"
- El diámetro mide aproximadamente 2-1/2"
Estos adornos están tallados a mano en Perú e importados de Comercio Justo.
Los artesanos peruanos han practicado el arte de tallar calabazas durante más de 4.500 años, transformando una simple calabaza en cuencos, cajas, campanillas de viento, pajareras, carteras, jarrones y otros elementos de decoración del hogar de intrincados diseños. Los pueblos gemelos de Cochas Grande y Cochas Chico, donde nuestras artesanas Raquel y Esperanza viven, trabajan y dirigen talleres de tallado de calabazas para crear empleos locales, son el centro de este arte milenario.
A lo largo de los siglos, los artesanos han encontrado formas únicas de elaborar decoración de calabazas, incluido el rayado, el rayado de líneas finas, el pirograbado y el tallado. Naturalmente, los detalles y diseños han cambiado, pero los artesanos contemporáneos siguen inspirados en las ricas tradiciones del Perú.
El proceso de tallado de calabazas
Después de cosechar las calabazas, el artesano quita la piel verde exterior con un cuchillo sin filo para exponer el color marrón más claro que se encuentra debajo. Este se convertirá en su lienzo. Las calabazas se limpian y se secan al caliente sol peruano.
Después del secado, el artesano dibuja su diseño inicial a lápiz, luego utiliza una herramienta de tallado para quitar pequeños trozos de calabaza, creando una versión tridimensional del diseño original. Luego, el artesano quema el patrón con una brasa brillante, generalmente un trozo de madera de Quinual con forma de pluma que se calienta sobre un fuego, para establecer contraste entre las tallas y la calabaza. El artesano puede variar la intensidad del calor soplando sobre la brasa; cuanto más fuerte sopla el artista, más oscura es la quemadura.
Una vez obtenido el color, el artesano lava la calabaza para quitarla.
el lápiz marca y pule la pieza terminada con una cera natural. A veces, el artesano aplica una mezcla de aceite y carbón a la superficie tallada de la calabaza. El tinte se adhiere a cualquier parte de la calabaza donde se haya quitado la piel exterior, pero se limpia con un paño de las superficies lisas de la calabaza. Por eso algunas calabazas talladas tienen el fondo negro.
.
Cochas Chico y Coches Grande, pueblos agrícolas gemelos ubicados en las montañas andinas de Huancayo Perú, albergan una rica tradición de tallado de calabazas. También es el hogar de Esperanza Palomino y Raquel Sabastian Rojas, dos mujeres que han establecido pequeños negocios de comercio justo para ayudar a crear nuevos empleos para los artesanos de su pueblo. Además de crear nuevos puestos de trabajo para artesanos de entre diez y sesenta años, ambas mujeres gestionan la distribución del trabajo desde la oficina principal para dar prioridad a las familias más necesitadas.
Esperanza talla sus calabazas vistiendo las coloridas y tradicionales faldas huancas, y es bastante común encontrarla tallando rodeada de su esposo, hijos, hermanos, sobrinos y cuñados. "Mi mayor sueño es que todos tengan trabajo y que todas las familias tengan un futuro mejor", afirma.
El taller de Raquel también genera trabajo para una quincena de familias y gestiona los pedidos desde la oficina principal. Al igual que el taller de Esperanza, los artesanos de Raquel comparten el trabajo para que padres, hijos y abuelos colaboren juntos en grandes pedidos. “Este oficio lo heredamos de nuestros antepasados, abuelos y padres hasta el presente”, nos cuenta Raquel. "Cada generación mejora el arte y continúa creciendo con las generaciones futuras".
"Si nos divertimos en nuestro trabajo, nos enseñará a conocer más de nuestra cultura", añade Esperanza. "A través de los dibujos creados nos inspiramos para hacer muchas cosas. La tradición del tallado de calabazas ayuda a moldear la cultura y las costumbres de la ciudad".
Share
About the Artisans
About the Artisans
Joyeria Semilla meaning Seed Jewelry is a small fair-trade workshop in the Andean town of Villa de Leyva, Colombia. Girasol Taborda, a local artisan and social entrepreneur, started the workshop in the mid-1990s.
Joyeria Semilla’s objective is three-folds; to create new jobs, revive Colombia's handicrafts sector and to motivate locals to better manage their natural resources. The organization works primarily with socially and economically disadvantaged youths, single mothers and people with disabilities in the area. The company offers free training in product design, technical training and marketing to new members. Joyeria Semilla has trained them in the craft of jewelry-making.
Caña Flecha or “Gynerium Sagittatum” is a locally found palm tree in the regions of the Caribbean coast. The leaves from this plant are used for making jewelry, woven hats, bags and baskets. The Zenú Indians were and their descendants inherited the tradition of picking veins of the green palm leaf for weaving. These veins were made into woven hats and other products for their personal use.
The Zenú culture is said to have existed between 200BC to1600AD. With the arrival of the colonizers in the 16th century, the indigenous community declined of unknown reasons. Today a very small population remains that claims the inheritance of the almost extinct Zenú tribe. Known for their skills in the construction of major waterworks, canals and irrigation system along with being skilled goldsmiths, examples of their accomplished craftsmanship are found in various museums around the world. Their larger means of subsistence were hunting, farming, fishing and trading.
Caña Flecha is found in abundance in the region, and hence makes for a sustainable and naturally available raw material for these products. Every bit of the plant is utilized – from using in building walls and roofs in houses to food for cattle and medicinal purposes. It is from the central vein of the leaf that the fibers for weaving are obtained. After the hard surface is peeled off, the fibers are left in the sun to dry and undergo a natural tinting process; these fibers are barely about 1 millimeter in thickness and hence call for a lot of skill and patience to weave with. The dried fibers are then processed for natural coloration - some are boiled with lemon to whiten them and some are treated with mud and boiled with plantain leaves to blacken them. The designs are based on ancient motifs and mathematical representations, which are inspired by the early Zenú culture.



